VOTO CONCURRENTE DEL
JUEZ A.A. CANÇADO TRINDADE
1.
En la memorable audiencia pública del 08 de agosto de 2000 ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, las Delegaciones tanto de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos como de la República Dominicana buscaron
contextualizar el presente caso de los Haitianos y Dominicanos de Origen Haitiano en
la República Dominicana, y señalaron - en medio a muestras de una apreciada
cooperación procesal - la gran complejidad del mismo y su carácter de verdadera
tragedia humana. Siendo así, además de votar en favor la adopción por la Corte de
la presente Resolución sobre Medidas Provisionales de Protección, no me eximo de
dejar constancia, en este Voto Concurrente, de mis reflexiones al respecto, dadas la
dimensión y las proporciones que ha adquirido el problema aquí tratado,
configurándose como uno de los grandes desafíos del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos al inicio del siglo XXI.
I.
Desarraigo y Derechos Humanos: La Dimensión Global.
2.
En la referida audiencia pública, la Delegación dominicana señaló que el
presente caso refleja un problema que concierne también a la comunidad
internacional y que la búsqueda de solución al mismo no debería recaer enteramente
sobre los hombros de la República Dominicana. Entiendo que la Delegación
dominicana tiene razón en señalar este aspecto del problema: no podemos,
efectivamente, hacer abstracción de sus causas. El fenómeno contemporáneo del
desarraigo, que se manifiesta en diferentes regiones del mundo, revela una
dimensión verdaderamente global, que presenta un gran desafío a la ciencia del
derecho, y, en particular, al Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
3.
En efecto, en un mundo "globalizado" - el nuevo eufemismo en vogue, - se
abren las fronteras a los capitales, inversiones, bienes y servicios, pero no
necesariamente a los seres humanos. Se concentran las riquezas cada vez más en
manos de pocos, al mismo tiempo en que lamentablemente aumentan, de forma
creciente (y estadísticamente comprobada), los marginados y excluidos. Las
lecciones del pasado parecen olvidadas, los sufrimientos de generaciones anteriores
parecen haber sido en vano. El actual frenesí "globalizante", presentado como algo
inevitable e irreversible, - en realidad configurando la más reciente expresión de un
perverso neodarwinismo social, - muéstrase enteramente desprovisto de todo
sentido histórico.
4.
Este es un cuadro revelador de la dimensión que el ser humano (de la era de
las computadoras y del Internet) ha dado a su semejante, en este umbral del siglo
XXI: el ser humano ha sido por sí mismo situado en escala de prioridad inferior a la
atribuida a los capitales y bienes, - a pesar de todas las luchas del pasado, y de
todos los sacrificios de las generaciones anteriores. Al primado del capital sobre el
trabajo1 corresponde el del egoísmo sobre la solidaridad. Como consecuencia de esta
tragedia contemporánea - causada esencialmente por el propio hombre, perfectamente evitable si la solidaridad humana primase sobre el egoísmo, surge el
nuevo fenómeno del desarraigo, sobre todo de aquellos que buscan escapar del
1
.
Entendido este último no como simple ocupación, o medio de producción, o fuente de renta, sino
más bien como medio de dar sentido a la vida, de servir a los semejantes, y de intentar mejorar la
condición humana.